Después de tanto buscar alguien con quién comprometerme, en vano. He descubierto que la mejor forma de comprometerse, es con uno mismo. Que los anillos sean sólo un símbolo, una imagen, una metáfora. Que el compromiso más fuerte que asumí en la vida, es nada más y nada menos que mantenerme viva. Y hacer todo lo que me haga feliz para sentirme así: VIVA.
Después de haber mal gastado tantas lágrimas, después de haber querido reemplazar el vacío que dejo el desamor, vengo a descubrir que si no logro amarme más que nadie en el mundo, nadie jamás lo hará, y sin duda, nadie puede amarnos más que nosotros mismos.
Después de recorrer imágenes en mi cabeza, y sonreírme por aquellos pequeños errores que he cometido, entiendo que sin ellos no hubiese llegado a ser quien soy. Y poder reírme de aquellas cosas, de esos personajes que habitaron en mi cabeza, en mi tiempo, y en mi vida todos estos largos meses, me hace feliz, cada cual dejó algo. Para tomarlo, o sencillamente para saber que no puedo permitirme repetirlo.
Después de tanto tiempo, me siento feliz conmigo. Me amo. Y me siento más viva que nunca.
