lunes, 13 de agosto de 2018

FUSIONADOS


Sali de charlar con ese que me hace reír, llorar y reflexionar
Caminé. Caminé hasta entender que no importaba cuánto caminara, la ciudad no me servía de compañía.
Gente en demasía, por el invierno y eso de las vacaciones.
No, no es que no me guste la gente, pero es que cuando necesito pensar o dejar de hacerlo, camino sin mirar, estoy sin estar. Traslado mi cuerpo en una sola dirección, con una musiquita elegida sonando en mis oídos, y las personas, los semáforos, los autos, los empujones, los apuros.. Todo interfiere.
Sin embargo caminé. Riendo, llorando, con miedos. Bajé y subí escaleras. Y después de un rato, lo encontré a él. El de la casa con colores, el de las emociones a flor de ser, y entendí todo.
A veces hay que dejar de caminar y dejarse volar.

(25-07)