miércoles, 24 de abril de 2019

Creer-Crear-Crecer

Por alguna razón él tenía que estar ahí... Y estoy profundamente agradecida.
Recostada sobre el piso de madera, sonaba de fondo esta canción, mientras él me acariciaba el cuello el pelo, mis gestos, mis tensiones.
Y entre la música, sus manos y su voz pidiendo que suelte, rompí en llanto.
Me levantó y casi en una maniobra, estaba sobre él, acurrucada entre sus brazos, piernas...y su calor.
Lloré. Lloré mi duelo. Lloré soltando, con la certeza de que ya estaba bien. De que el dolor debía irse.
Él me abrazó en silencio pero fuerte, con el entendimiento que sólo da la empatía y con la seguridad de quien desea acompañar y sanar.
Y fue. No sé cómo. Pero mis partes están terminándose de acomodar.

Y estoy profundamente agradecida. 
Afortunada