Esa vez que me miró convencido,
esa tarde lo vi en su mirada.
Venía directo a besarme.
Quería besarlo también.
Una milésima de segundo, donde las miradas nos encontraron queriéndonos, deseándonos.
Y de golpe, la realidad. Como cuando despertas de una pesadilla.
Medio asustados, todos alrededor mirando.
Él hizo un chiste sobre la situación y nadie sospechó nada.
Pero yo sé que él quería, como quería yo.
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