domingo, 6 de abril de 2014

Virginianidades (?)

Sábado, temprano. Me dispongo a desayunar. Mermelada, dulce de leche, galletitas y té con leche. Me pongo una lista de youtube de blues y me siento a disfrutar del sábado. Amo los sábados a la mañana.

Tengo una emoción, una alegría inmensa. Después de lo ocurrido con el pote de dulce de leche anterior, ésta es mi revancha, pienso.

*¿Qué pasó con el dulce de leche anterior?

Un amigo vino a dormir a casa. Tiene un amor extremo por el dulce en cuestión. Yo había comprado recientemente un pote, y estaba sin abrir.
Abre la heladera, agarra el pote y pregunta: ¿Puedo?. Obvio! Pero está nuevo, abrilo bien, si no te tenés fe, dejámelo a mí.
*Abrilo bien significa: Abrir el papelito de aluminio sin romper, pero sin sacar. Tengo ese mambo. Sí. Me gusta dejarlo porque siento que lo protege de los olores de la heladera, pero me gusta entero. No roto por el medio.

El aseguró poder hacerlo. Y yo, muy a mi pesar , lo dejé. Siempre pensando que no iba a poder hacerlo bien. Claro, “nadie lo hace mejor que yo”, típico pensamiento virginiano.
El tema con los virginianos, es que nos tildan de perfeccionistas, de críticos y sobre todo de esto, de pensar que nadie lo hace mejor que nosotros. Es hora de que lo asuman, ES VERDAD.

El flaco, no pudo.

No pudo abrirlo bien. Yo sé que no es tarea sencilla. Pero no es imposible, requiere solo un poco de paciencia. No pudo y me cagó un pote entero de dulce de leche. Pero no le dije nada, sobre todo porque su cara de terror fue tal, que me sentí un ogro.

Entiendo que es un mambo. Trato de manejarlo. Pero tengo una irritación evidente.
Finalmente, al cabo de unos días, ese pote pasó a la historia.

Retomando mi desayuno de sábado, la emoción por abrir mi dulce nuevo, éste va a ser perfecto. Este lo voy a abrir como a mí me gusta. Al fin!
Abro la tapa de plástico y la sorpresa, la desgracia frente a mis ojos.
¡Está abierto! Y MAL! QUE ES LO PEOR DE TODO.
Por el medio, todo roto, desprolijo.
Contemplo esta situación con mucha frustración y dudas. No me explico cómo pasó.
“lo compré anoche” pienso. Qué paso? Es acaso una maldición? Habrá estado abierto desde que lo compré? Tengo que ir al supermercado a quejarme?
La puta madre! Me cagaron otro pote.
Desespero. Casi con ganas de llorar.

Habré pasado unos cuantos minutos mirando la situación, sin entender, y sin empezar el desayuno.
Trato de buscar culpables. Pero tomo conciencia de que no es más que un pote de dulce de leche. Alguna parte de mí me habla, me dice que me calme, que no puedo estar haciendo tanto escándalo por esto. Y recuerdo que mi hermano había pasado por casa a la tarde, mientras yo trabajaba. Era la única posibilidad.

Hoy, desayuné con él. Cuando abre el dulce de leche y me ve mirando el pedazo de aluminio roto, lo miro. Veo su sonrisa, lo delata. Y le digo con furia “fuiste vos!”. Se me caga de risa en la cara y me dice “pensé que no te ibas a dar cuenta”.
Tremendo.

Tendré que esperar hasta que se termine, otra vez. El próximo, lo abro en el supermercado!

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