Con ella aprendí a
hablar de otra manera.
Pude decir cosas que
jamás me hubiese atrevido.
Encontré la forma de
expresar mis silencios, mis dolores, mis fantasías y amores.
Apareció para
salvarme en momentos de gritos y tormentas
Ha sido desde hace 18
años, el lazo más fuerte que he tenido en soledad.
Me enseñó sin
embargo, a compartir, a escuchar, a conquistar, a emocionar.
Sobre todo, a sentir
sin pensar. A improvisar.
A cerrar los ojos y entregarme.
A cerrar los ojos y entregarme.
A no temerle a
equivocarme cuando el cuerpo necesita sacarlo todo.
A aceptar todas mis
facetas, las lindas y no tan lindas.
Amo haber nacido
entre guitarras y trasnoches, amo tener papás "jipis" y músicos.
Amo poder recordar
todas las fiestas, cumpleaños, 'loquesea', a toda la familia cantando y guitarreando.
No podría vivir plena
sin una guitarreada al menos por mes. Es un "bien" congénito. El fueguito, asado, picada, guitarras y música hasta el amanecer.
Por sobre todas las cosas amo a la música y lo que ella produce en mí y en las personas que amo..
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