jueves, 29 de octubre de 2015

Sexo por sexo...

Vengo de un grupo de amigas donde hablar de sexo era normal, pero a veces con cierto tabú o resquemor.. Después de algún tiempo, quedé como la única soltera entre mis amigas, entonces me convertí inmediatamente en la que llevaba información fresca, de esas que a priori, un casado suele envidiar. El paso de los años, y mi soltería en apariencia, permanente, se convirtió casi en un tema 'personal' de mis amigas casadas.
Entonces cada encuentro con un nuevo hombre, se convertía para ellas en "la hora que sentaría cabeza".
Pobre chabón, no tenía idea que además de mis expectativas, sobre sus espaldas cargaba también las de mis amigas.
Después de años, varios... muchos..Me puse de novia. En principio, entusiasmada y hasta puedo decir que me enamoré.. un poco.
Casi en simultáneo empiezo a trabajar en una clínica, donde todas las empleadas somos mujeres. Hay un solo muchacho, pero al igual que nosotras, prefiere el sexo masculino.
Poco tiempo pasó para que entráramos en confianza. No hacía un mes que había entrado y salgo a almorzar un mediodía con dos compañeras.
Debo admitir, primeramente, me espanté. Hablaban de sexo tan libre y descaradamente, que superaron todo lo osada que yo creía que era.
Desde entonces, cada almuerzo se convirtió en una cátedra de kamasutra, risas y complicidad.
Casi todas las chicas son solteras, y las que no, se deleitan con las historias de las otras y fantasean o rememoran sus épocas donde la racha era buena.

La cuestión, es que después de un año de escuchar historias, expresiones y maneras de referirse al encuentro con el otro, comprendí que cuando uno busca sexo por sexo nomas, está perfecto. Pero que generalmente, las mujeres les hacemos creer a las otras mujeres que "sólo lo queremos para garchar", porque internamente sabemos que es una historia que no va para ningún lado pero necesitamos aferrarnos a ella de cualquier forma. Creemos falsamente que el sexo no lastima. Pero (él) se va, y el vacío es insoportable.
Ca-re-tea-mos todo el tiempo para que él no se de cuenta que nos pasa, y a penas se va, mandamos un mensaje de socorro a alguna amiga.
Que la soledad es la peor enemiga de la noche, y que suele ganarle todas las batallas... Hasta que como dije alguna vez, te amigas con la soledad y todo cambia rotundamente.

El tema es volver a darle al encuentro con otro el valor que merece. Sea cual sea el que corresponda.












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