Es mi flor preferida, aunque nunca sé cuando es su época.
No sé cuando florece, ni cuando comprarla. Pero cuando la veo, la compro.
Siempre la confundo con otras flores y le discuto a los floristas sobre los ramos que venden.
Apuntando con decisión sobre el ramo elegido, aseguro nombrando a la flor.
Mientras ellos insisten en que ese ramo es de otra flor, yo que seré cabeza dura, o engreída, siempre necesito olerlos para terminar dándoles la razón.
Amo ponerlos en casa aunque mi gato necesite tirar el florero mientras se come las hojas.
Es un placer casi comparable con el del olor a piso encerado, entrar a casa y sentir su perfume.
De verdad, amo que todo huela a Jazmín.
Menos vos.
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